Científicos descubren el secreto detrás de la conservación de este manuscrito bíblico del Mar Muerto: también podría ser la razón por la que podría desaparecer para siempre

Un hallazgo arqueológico en los años 50 despertó una incógnita que tardaría décadas en resolverse: ¿por qué uno de los manuscritos más antiguos del mundo parece casi nuevo?
Una capa de sal protegió este rollo bíblico durante siglos, pero ahora amenaza con deshacerlo
Una capa de sal protegió este rollo bíblico durante siglos, pero ahora amenaza con deshacerlo. Foto: Roman Schuetz et al./Christian Pérez

Oculto durante siglos entre las cuevas polvorientas de Qumrán, en pleno desierto de Judea, el Rollo del Templo parecía desafiar las leyes de la naturaleza. Mientras otros documentos del mismo periodo se encontraban fragmentados, ennegrecidos y apenas legibles, este rollo de más de ocho metros de largo conservaba un color blanco marfil y una superficie sorprendentemente uniforme. Era tan fino como el papel, pero había resistido más de dos mil años. ¿Cuál era su secreto?

La respuesta no llegó hasta 2019, cuando un equipo internacional de investigadores, combinando técnicas de vanguardia con preguntas ancestrales, descubrió el misterio: una fina capa de sales inorgánicas, aplicadas con precisión milimétrica, cubría el pergamino. No era un simple residuo del ambiente. Era una tecnología deliberada, perdida en el tiempo y hasta entonces, completamente desconocida.

El manuscrito más delicado y mejor conservado del desierto

El Rollo del Templo forma parte de los célebres Manuscritos del Mar Muerto, una colección de casi un millar de textos hallados entre 1946 y 1956 por pastores beduinos y arqueólogos en las cuevas de Qumrán. La mayoría de estos documentos fueron escritos entre los siglos III a.C. y I d.C., y ofrecen un valioso testimonio de las creencias, costumbres y conflictos religiosos de una época crucial en la historia del judaísmo y el cristianismo.

Sin embargo, el Rollo del Templo destaca sobre todos ellos. Su longitud —más de ocho metros—, su espesor ínfimo —menos de una décima de milímetro— y su color blanco inmaculado, lo hacen único. De hecho, su apariencia llevó a muchos expertos a preguntarse si realmente pertenecía al mismo conjunto que los demás.

Durante años, se pensó que tal estado de conservación podía deberse a una mera casualidad: una mejor posición en la cueva, menos exposición a la humedad, o una restauración más cuidadosa. Pero las primeras investigaciones físicas ya apuntaban a algo extraño: la tinta estaba depositada no directamente sobre la piel del animal, sino sobre una capa blanca, inorgánica, adherida al pergamino. ¿Por qué?

Al estudiar más de cerca el Rollo del Templo, los investigadores descubrieron que estaba cubierto por una capa de sales totalmente inesperada
Al estudiar más de cerca el Rollo del Templo, los investigadores descubrieron que estaba cubierto por una capa de sales totalmente inesperada. Fuente: Roman Schuetz et al. (2019)/Christian Pérez (composición)

Una receta antigua con minerales inesperados

La clave del misterio llegó gracias al uso de tecnologías espectroscópicas avanzadas. Equipos de rayos X, microscopía electrónica y espectroscopía Raman permitieron analizar la composición química de esa capa blanca sin dañar el valioso manuscrito. Y los resultados fueron sorprendentes.

En lugar de componentes habituales como yeso o carbonato cálcico, los científicos encontraron una mezcla compleja de sales sulfáticas: sodio, calcio y azufre combinados en proporciones inusuales. Algunas de estas sales, como la glauberita o la thenardita, no se forman en el entorno natural del Mar Muerto. De hecho, no están presentes en los suelos de las cuevas ni en el agua del mar cercano.

Todo apunta a que se trataba de un tratamiento artificial, una especie de "acabado" aplicado al pergamino tras su secado, probablemente para mejorar la superficie de escritura, aumentar la luminosidad del fondo y quizá, sin saberlo, proteger el texto del paso del tiempo. Esta técnica no se ha observado en otros manuscritos del mismo conjunto, lo que refuerza la hipótesis de que el Rollo del Templo fue producido con un método único, posiblemente en otro lugar del Mediterráneo oriental.

Entre la conservación y el riesgo: una paradoja química

Curiosamente, el mismo recubrimiento que ha permitido que el Rollo del Templo sobreviva dos milenios, podría convertirse en su peor enemigo. Las sales identificadas son altamente higroscópicas, es decir, absorben fácilmente la humedad del aire. Y cuando eso ocurre, se expanden, provocando microfracturas en el soporte orgánico y acelerando su degradación.

Esto implica que cualquier fluctuación, por mínima que sea, en la humedad del ambiente, podría desencadenar una reacción química que pondría en peligro la integridad del pergamino. Por eso, los conservadores del Santuario del Libro en Jerusalén, donde se custodia el manuscrito, han reforzado sus protocolos para mantener unas condiciones ambientales ultraestables.

El Rollo del Templo, uno de los más extensos y mejor conservados entre los Manuscritos del Mar Muerto, fue elaborado uniendo 19 tiras de cuero recubiertas con una capa inorgánica de sales y minerales
El Rollo del Templo, uno de los más extensos y mejor conservados entre los Manuscritos del Mar Muerto, fue elaborado uniendo 19 tiras de cuero recubiertas con una capa inorgánica de sales y minerales. Fuente: Roman Schuetz et al. (2019)

Además, el hallazgo tiene implicaciones más amplias. Conocer las técnicas exactas de fabricación de este tipo de pergaminos permite no solo identificarlos con mayor precisión, sino también detectar posibles falsificaciones. Y lo que es más importante: abre una ventana inesperada al conocimiento de las tecnologías de escritura en la Antigüedad.

Hasta hace poco, se asumía que la producción de pergaminos seguía un proceso bastante uniforme desde sus orígenes hasta la Edad Media: limpieza, secado, raspado y, en algunos casos, tintado con cal o alumbre. Pero este descubrimiento demuestra que en los albores del uso del pergamino en Oriente Próximo existía una diversidad mucho mayor.

La existencia de una capa inorgánica cuidadosamente aplicada sugiere que ciertos grupos o comunidades empleaban métodos más sofisticados, quizá incluso con fines simbólicos. No es descabellado pensar que el Rollo del Templo, con su detallada descripción de una construcción sagrada ideal, fuera considerado especialmente sagrado y que su soporte físico tuviera que reflejar esa condición.

Por otra parte, la ausencia de esta técnica en otros manuscritos cercanos podría indicar una separación geográfica o cultural entre distintos centros de producción de textos. Tal vez estemos ante la prueba de una ruta comercial del conocimiento, donde los materiales y las fórmulas de preparación viajaban junto con las ideas y las doctrinas.

Las cuevas de Qumrán, ocultas en el desierto de Judea, fueron el inesperado escondite de los Manuscritos del Mar Muerto
Las cuevas de Qumrán, ocultas en el desierto de Judea, fueron el inesperado escondite de los Manuscritos del Mar Muerto. Foto: Istock/Christian Pérez

Legado de sal y sabiduría

El estudio del Rollo del Templo, publicado en 2019 en Science Advances, no solo resolvió uno de los enigmas más fascinantes de la arqueología moderna, sino que marcó un antes y un después en la conservación de documentos antiguos. Por primera vez, se pudo confirmar que ciertas técnicas de acabado, desconocidas hasta ahora, fueron utilizadas hace más de dos mil años para mejorar y preservar los textos escritos.

Pero este hallazgo también nos recuerda lo frágil que es la memoria de la humanidad. A veces, lo que nos protege puede volverse en nuestra contra. En este caso, una capa de sales salvó un texto milenario, pero también exige una vigilancia constante para que no se pierda ahora lo que ha perdurado desde los tiempos bíblicos.

Referencias

  • Schuetz R, Maragh JM, Weaver JC, Rabin I, Masic A. The Temple Scroll: Reconstructing an ancient manufacturing practice. Sci Adv. 2019;5(9):eaaw7494. Published 2019 Sep 6. doi:10.1126/sciadv.aaw7494

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