¿Y si Hitler hubiese conseguido la bomba atómica antes que estados Unidos?

En 1942, en plena Segunda Guerra Mundial, el físico y Premio Nobel alemán Werner Heisenberg afirmó ante los jerarcas nazis que era capaz de crear un arma con “un poder destructor desconocido hasta hoy”. Hablaba, claro, de la bomba atómica. ¿Qué habría pasado si el III Reich hubiese logrado su objetivo antes que los estadounidenses?
Recreación de científicos trabajando en una bomba atómica. Foto: Midjourney/J.C. - Recreación de científicos trabajando en una bomba atómica

En el primer tercio del siglo XX, la ciencia alemana lideraba la física y la radioquímica mundiales. Sin competencia: Albert Einstein, Otto Frisch, Lise Meitner, Wolfgang Pauli, Otto Hahn, Fritz Strassmann... La llegada de Hitler al poder, en 1933, provocó el éxodo de muchos de sus científicos hacia Inglaterra y Estados Unidos, pero otros prefirieron quedarse en Alemania y continuar con sus investigaciones para el nuevo Estado nacionalsocialista.

Entre ellos estaba Werner Karl Heisenberg, un joven y ambicioso profesor de la Universidad de Leipzig que, con solo 31 años, había ganado el Premio Nobel de Física por su formulación del principio de indeterminación y el desarrollo de la mecánica cuántica matricial. Por su parte, en el Instituto Káiser Guillermo de Berlín, Hahn y Strassmann conseguían en 1938 la primera fisión nuclear en un laboratorio.

Werner Karl Heisenberg
El físico teórico alemán Werner Karl Heisenberg. Foto: Wkimedia Commons.

El 1 de septiembre de 1939, el mismo día que las tropas de la Wehrmacht se abatían por sorpresa sobre Polonia y daba comienzo la Segunda Guerra Mundial, arrancó el Proyecto Uranio, nombre en clave del Programa de Armas Nucleares Alemanas, similar al Proyecto Manhattan que los aliados pondrían en marcha en 1942 y que culminó, tres años después, con la fabricación y detonación de las primeras bombas atómicas de la historia.

Heisenberg lidera

Como nuevo director del Instituto Káiser Guillermo de Física, al joven Heisenberg se le encomendó la tarea de liderar la investigación científica del proyecto de la bomba nazi, a partir de la gran ventaja que Alemania mantenía respecto a las naciones competidoras en la carrera nuclear, Estados Unidos y Gran Bretaña.

Pero las cosas se torcieron: primero, intentó construir sin éxito un reactor nuclear (Uranmaschine) que pudiera generar energía para alimentar los carros de combate y submarinos alemanes y en el que la reacción en cadena produjera, además, la anhelada explosión atómica. Necesitaba para ello el agua pesada –óxido de deuterio–, un material que solo se fabricaba en la remota planta de energía eléctrica de Vemork, en Noruega, que inmediatamente fue requisada por los ocupantes alemanes.

Planta de Vemork
Planta de Vemork, en la región noruega de Telemark, que fue el centro de la batalla del agua pesada. Foto: AGE.

La Batalla del Agua Pesada

Entre 1942 y 1944, los aliados sabotearon la fábrica hasta cuatro veces, con operaciones de comandos y bombardeos aéreos que hoy se conocen como la Batalla del Agua Pesada y han sido recreados en películas –Los héroes de Telemark (1965, Anthony Mann)– y series de televisión –Operación Telemark (2015, Per-Olav Sørensen)–. El resultado de dichas acciones militares fue la interrupción y suspensión temporal y el retraso permanente de la producción estratégica del indispensable Producto 9 (deuterio), necesario para la bomba alemana.

Por otra parte, a pesar del interés manifestado por Albert Speer, ministro de Armamento del Reich, las continuas demoras del Proyecto Uranio, las rivalidades personales entre científicos y la competencia con otros programas armamentísticos que sí daban resultados tangibles (los misiles V1 y V2 y las Wunderwaffen) acabaron por desviar los recursos materiales necesarios para construir la bomba atómica nazi.

Mientras tanto, los aliados quemaban etapas y se recuperaban rápidamente de su retraso de partida: bajo la dirección del físico Robert Oppenheimer y del general Leslie Groves, el Proyecto Manhattan creció imparable y con recursos prácticamente ilimitados hasta ocupar a 130.000 personas y gastar 2.000 millones de dólares.

Leslie Groves y Julius Robert Oppenheimer
Leslie Groves (izda.) y Julius Robert Oppenheimer (dcha.) en Los Álamos, Nuevo México, trabajando en el Proyecto Manhattan. Foto: Getty.

Resultado: los aliados llegaron a la meta y ganaron la siniestra carrera. El lunes 16 de julio de 1945, diez semanas después de la caída de Berlín, probaban la primera arma atómica de la historia (Trinity) en el desierto de Nuevo México. La bomba detonada usaba plutonio como material fisionable.

Lo que hubiera sucedido si Heisenberg y su ‘Club del Uranio’ hubiesen tenido los recursos económicos necesarios y la prioridad política para culminar su objetivo habría podido cambiar el resultado de la Segunda Guerra Mundial y el curso de la historia (ver ‘Ucronología’). Y, probablemente, habría reducido a escombros Londres, Moscú y tal vez Washington.

‘Ucronología’

21 de junio de 1942

Dos meses antes de iniciar la ofensiva de verano sobre Stalingrado (Fall Blau), los alemanes realizan su primera prueba nuclear en Zhytómyr (Ucrania). La bomba explota en una torre de 30 metros, con una potencia de 22 kilotones (22.000 toneladas de TNT, superior en 6 kt a la bomba de Hiroshima).

Helga, el proyectil atómico alemán
El proyectil atómico alemán habría sido más grande que Little Boy (en la foto) y con una potencia de 22 kilotones, superior en 6 kt a la bomba que estalló sobre Hiroshima en agosto de 1945. Foto: Getty.

9 de abril de 1943

El Supercañón V3, desde un búnker subterráneo de Calais (Francia), dispara un proyectil nuclear de 20 kt sobre Canterbury, a 65 km de la costa inglesa. Mueren 11.000 personas y 25.000 resultan heridas. La ciudad, sede de la iglesia anglicana, queda arrasada. Los alemanes exigen la capitulación de Gran Bretaña.

Ciudad inglesa de Canterbury. Foto: Shutterstock.

20 de abril de 1943

Cumpleaños del Führer. Tres bombarderos pesados de la Luftwaffe Heinkel He 177 dejan caer sendas bombas atómicas sobre Londres, provocando el caos y la destrucción. Mueren más de 100.000 londinenses. Churchill dimite y Sir Anthony Eden inicia conversaciones de paz con Alemania. El 3 de mayo, Inglaterra se rinde a Hitler sin condiciones.

27 de julio de 1944

El esfuerzo militar alemán se vuelca en el frente ruso: Stalingrado es reconquistado y Stalin sufre un golpe de Estado de sus generales. Tras los bombardeos atómicos de Moscú y Leningrado, Mólotov y Ribbentrop firman la rendición incondicional de la URSS. EE. UU. abandona el teatro europeo y sigue combatiendo a los japoneses en solitario en el Pacífico.

Von Ribbentrop y Mólotov se dan la mano tras la firma del Tratado de no Agresión el 23 de agosto de 1939. Foto: Gtres.

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