Vas a salir de casa, así que consultas la aplicación móvil de la Agencia Española de Meteorología para saber cuántas capas de abrigo necesitarás. Pero una vez en la calle, te sorprende un aire más cálido de lo esperado. La sensación se confirma al ver el termómetro de la esquina o del coche: la temperatura que marca es de varios grados por encima de la indicada por la APP.
Este fenómeno, conocido como ‘isla de calor urbana’ causa diferencias de temperatura entre zonas urbanas densamente pobladas y sus alrededores más rurales, donde generalmente se ubican las estaciones meteorológicas. Sucede sobre todo en momentos de alta estabilidad atmosférica, como un anticiclón. Es más fuerte cuanto más grande es la ciudad y cuanto más lejos estemos de parques o ríos y ocurre tanto en invierno como en verano, aunque es más evidente en la estación cálida, y especialmente durante las olas de calor.

Desvelando las causas de la isla de calor urbana
Una de las primeras causas del efecto de la isla de calor urbana es el albedo. El albedo se define como la cantidad de radiación que es reflejada por una superficie respecto a la que incide sobre ella; los materiales claros tienen mayor albedo, y la luz solar se refleja mejor, calentándose poco; por el contrario, materiales oscuros reflejan la luz muy poco y se calientan más.
Edificios, carreteras y otras infraestructuras urbanas normalmente tienen muy poco albedo y, por lo tanto, absorben y retienen el calor del sol más que los entornos naturales. El resultado son temperaturas más altas en áreas urbanas respecto a los alrededores rurales. Esta absorción y retención de calor por estructuras urbanas, aunque significativa, solo es una parte de la ecuación, las superficies impermeables evitan que el agua se infiltre en las capas del suelo, reduciendo su efecto refrigerador.

Pero todo se complica cuando entra en juego la actividad humana, pues la causa principal del efecto de isla de calor es antrópica. Al calor acumulado por calzadas y edificios se suma el generado por la calefacción, el aire acondicionado y el tráfico vehicular. El efecto de isla de calor urbana se refleja en un aumento de la demanda de energía, especialmente en verano para la refrigeración, el consumo de recursos se dispara y a su vez, se produce una mayor emisión de calor. Un círculo vicioso.
En condiciones normales, ese calor se disipa por obra del viento, pero cuando la atmósfera se encuentra en una situación de estabilidad anticiclónica, el movimiento del viento es mínimo y la renovación del aire de la ciudad es escasa. Si además, ocurre en una ciudad muy grande y con tráfico muy denso, la polución ambiental forma una cúpula estable, como la ‘boina’ de contaminación que se observa sobre Madrid en días anticiclónicos. Esta capa genera un efecto invernadero local que se suma al resto de los efectos, exacerbando el efecto de isla de calor.

Impactos y consecuencias del calor urbano excesivo
Las islas de calor urbanas tienen un impacto directo sobre la salud pública. Durante estos episodios se agravan los problemas de salud como golpes de calor y trastornos del sueño, a la vez que crea un entorno urbano más hostil, aumentando el estrés térmico en la población. Todas ellas, condiciones extremas particularmente peligrosas para grupos vulnerables como los ancianos y los niños. El estrés térmico prolongado conduce además a una serie de complicaciones crónicas de salud, elevando los costos de atención médica y afectando la calidad de vida.
Según un estudio liderado por el investigador Aurelio Tobías, del Instituto de Diagnóstico Ambiental y Estudios del Agua del CSIC de Barcelona, solo durante el verano de 2022, hubo hasta 12 000 muertes prematuras en España atribuidas al calor extremo. Esta cifra alarmante revela la urgencia de abordar las islas de calor urbanas no solo como un problema ambiental, sino también como una crisis de salud pública.
El efecto de isla de calor no acaba en las implicaciones para la salud humana; tiene profundas consecuencias ambientales. Contribuye al cambio climático en las ciudades, lo que provoca el aumento en la frecuencia y la severidad de eventos climáticos extremos.
El cambio climático urbano, exacerbado por las islas de calor, altera los ecosistemas locales, afecta la biodiversidad y modifica los patrones climáticos regionales.

Mitigar la isla de calor: una visión para el futuro urbano
Mitigar este efecto es una necesidad difícil de abordar; sin embargo, su naturaleza multifactorial tiene una ventaja: el problema presenta múltiples frentes de actuación.
El urbanismo inspirado en la tendencia solarpunk, por ejemplo, en el cual las energías renovables y la vegetación urbana son protagonistas y que aboga por la armonía entre la naturaleza y la tecnología, ofrece una visión sostenible para las ciudades.
Una manera exitosa de mitigar el calor urbano extremo sería implementar infraestructuras verdes, como parques y jardines. Estas áreas, además de proporcionar sombra, facilitan la evapotranspiración y ayudan a refrescar el ambiente urbano. Según un estudio dirigido por Nyuk Hien Wong, de la Universidad de Singapur, y publicado en la prestigiosa revista Nature, los techos y paredes verdes en los edificios pueden reducir la temperatura de la superficie hasta en 17 °C, ofreciendo aislamiento térmico adicional. Incorporar cuerpos de agua, como fuentes y estanques, en el diseño urbano contribuirá también a reducir el efecto de isla de calor mediante la evaporación y la refrigeración pasiva.

Estas iniciativas se complementan con una planificación urbana consciente que busque no solo la belleza estética, sino también la funcionalidad ambiental. Integrar estrategias de diseño urbano que consideren la disposición de los edificios, su densidad y orientación ayudaría a minimizar los efectos de isla de calor urbana. Esto incluye el diseño de calles y edificios para facilitar la circulación del aire y la sombra. Utilizar materiales con alto albedo en techos y pavimentos que reflejen más la luz solar, reduciendo la absorción y emisión de calor en las áreas urbanas. Los pavimentos frescos y los materiales reflectantes en las fachadas de los edificios son efectivos para disminuir la temperatura urbana
Finalmente, para impulsar estos cambios son imprescindibles la concienciación y participación comunitaria. La implicación de la comunidad en la planificación y realización de proyectos urbanos fomenta la responsabilidad ambiental a la vez que asegura unas soluciones adaptadas y relevantes de acuerdo a las necesidades locales.
Referencias:
- Aneesa, S. et al. 2022. Various Causes of Urban Heat Islands, effects and their Mitigation Measures for Urban Ecology – A Review. Ecology, Environment and Conservation. DOI: 10.53550/eec.2022.v28i03.055
- Battista, G. et al. 2019. Assessment of urban overheating mitigation strategies in a square in Rome, Italy. Solar Energy. DOI: 10.1016/J.SOLENER.2019.01.074
- Carpio, M. et al. 2020. Influence of pavements on the urban heat island phenomenon: A scientific evolution analysis. Energy and Buildings, 226. DOI: 10.1016/j.enbuild.2020.110379
- Qi, J. et al. 2020. Ontology-based knowledge representation of urban heat island mitigation strategies. Sustainable Cities and Society, 52. DOI: 10.1016/j.scs.2019.101875
- Tobías, A. et al. 2023. Heat-attributable Mortality in the Summer of 2022 in Spain. Epidemiology, 34(2), e5. DOI: 10.1097/EDE.0000000000001583
- Wong, N. et al. 2021. Greenery as a mitigation and adaptation strategy to urban heat. Nature Reviews Earth & Environment, 2, 166-181. DOI: 10.1038/s43017-020-00129-5