Este es el verdadero impacto del turismo en la biodiversidad ibérica

Explorando el doble filo del turismo en España: entre la prosperidad económica y los retos medioambientales.
Playa de la Barceloneta

Para bien o para mal, el turismo juega un papel trascendental en la economía española. Según los datos del Instituto Nacional de Estadística, en 2022 —último año del que hay informe— la actividad turística alcanzó casi 156 mil millones de euros, lo que equivale al 11,6 % del producto interior bruto y da empleo a uno de cada once trabajadores del país. España atrae a millones de visitantes cada año gracias a un clima agradable, una tradición sociocultural muy rica y atractivas playas a lo largo de kilómetros de costa. Todo ello hace de España uno de los destinos turísticos más populares del mundo.

Pero no todo son ventajas. Los impactos sobre la población local de ciertas formas de turismo son ya bien conocidos. Los pueblos y ciudades más visitados por los turistas sufren el aumento de precios del comercio y, sobre todo, de la vivienda, con la proliferación de apartamentos de uso turístico desemboca en un aumento de las desigualdades sociales y la gentrificación de determinados barrios, que desplaza a la población local y los convierte en espacios cada vez más inhabitables.

Turistas visitando la Huella de Sant Narcís en Girona — Buencriterio/Wikimedia

Pero los impactos sociales son solo la punta del iceberg. El turismo tiene graves impactos medioambientales. Y en un contexto de cambio global, es necesario conocerlos, monitorizarlos, tenerlos en cuenta en la toma de decisiones y poner en marcha acciones para mitigarlos.

Impactos del turismo en la biodiversidad

El impacto del turismo sobre los ecosistemas ibéricos es un tema de preocupación creciente. Los efectos adversos de las actividades turísticas sobre la naturaleza son abundantes, y ocurren a distintos niveles.

Playa de la Barceloneta totalmente saturada de turistas — Otto Normalverbraucher/Wikimedia

El turismo y la degradación del hábitat

Asociado directamente al turismo se encuentra la construcción de infraestructuras destinadas al transporte, la acogida y el recreo de los turistas. Carreteras, hoteles, resorts, parques de atracciones, campos de golf… implican una degradación del hábitat en el que se instalan, y de su entorno cercano.

Históricamente, en España, esto se ha puesto de manifiesto en el turismo costero, con construcciones a pie de playa, que ponen en riesgo el ecosistema litoral, las playas y los sistemas dunares, todos ellos vitales para la biodiversidad costera. Muchas especies de aves se ven obligadas a readaptarse o a desplazarse a otros lugares, mientras en el agua, ecosistemas enteros pueden ser destruidos por la invasión del hormigón y el asfalto.

Los impactos, además, pueden ir mar adentro, con la llegada y salida de grandes cruceros recreativos.

Viajar en avión tiene enormes impactos ambientales — Julian Herzog/Wikimedia

El turismo y la contaminación

El turismo lleva asociado un impacto directo más que evidente: la contaminación por transporte. La mayoría de los viajes turísticos en España se realizan en coche o en avión. Pocos son los turistas que escogen medios de transporte más sostenibles, como el tren.

Pero, en el ámbito más local, el incremento de la presión turística en una región determinada va siempre acompañada de un aumento de los residuos sólidos y de aguas residuales. Estas formas de contaminación pueden llegar a saturar los sistemas de depuración por sobrecarga, y producir el agotamiento prematuro de recursos como el agua que, en algunas regiones de España son cada vez más escasos. El vertido de basura en el medio natural provoca la acumulación de contaminantes, que afecta a la salud de los ecosistemas y de las especies que los componen.

Sin olvidar la contaminación acústica y lumínica asociada al turismo, que puede perturbar los patrones naturales de la fauna y la flora local. De hecho, según estudios recientes, el sonido más aterrador para la fauna de la sabana africana no es el rugido del león, sino el de la voz humana.

El turismo y la fauna salvaje

Las actividades turísticas en el medio natural, particularmente en áreas protegidas, generan un impacto indeseado: la alteración del comportamiento de los animales nativos.

Un estudio liderado por el profesor Adrián Orihuela-Torres, de la Universidad Miguel Hernández de Elche (Alicante), mostró que la presencia humana altera gravemente los patrones de alimentación y comportamiento de los carroñeros. Dado el papel esencial que este tipo de animales cumplen en los ecosistemas, estos cambios, si se perpetúan en el tiempo, tendrán impactos negativos a largo plazo en la salud de los entornos naturales.

Turista visitando Las Foyas, Huesca — Pelayo 08/Wikimedia

El turismo como vector de especies invasoras

El turismo además es un canal para la introducción accidental de especies invasoras en España. La circulación de vehículos y embarcaciones, junto con el transporte masivo de personas y mercancías relacionadas con el turismo, ha facilitado la entrada de especies no nativas que pueden alterar los equilibrios ecológicos y la composición de las redes tróficas nativas.

La entrada marítima de especies invasoras se produce, sobre todo, con el agua de lastre que los barcos cargan y descargan en distintos puertos. En tierra firme, por otro lado, la mayoría llega sobre todo por los aficionados al turismo rural, con esporas, semillas o huevos de invertebrados en la ropa, el calzado o el equipaje del turista.

El cambio climático desplaza a los turistas, alterando la presión en ciertas zonas, como en la playa del Sardinero en Santander — Pedro López/Wikimedia

Del desafío a la oportunidad de cambio

El sector turístico se enfrenta a un futuro incierto. El cambio climático, con unos efectos cada vez más patentes y disruptivos, plantea un desafío sin precedentes. El aumento de las temperaturas, las sequías prolongadas, el cambio de los regímenes de lluvias y, en general, la alteración de los patrones meteorológicos puede reconfigurar la preferencia de los turistas por determinados destinos, haciendo más inadecuados los preferidos hasta ahora , y más interesantes otros que pasaban desapercibidos.

La necesidad de reformular el modelo turístico, por las consecuencias ineludibles del cambio climático, podría verse como una oportunidad en España para replantearse el paradigma imperante. La necesidad de adaptarse a las nuevas condiciones podría impulsar una transformación hacia un turismo más responsable, sostenible y resiliente, que minimice la huella ambiental, y promueva la conservación de los recursos naturales y culturales.

Referencias:

  • Agulles, M. et al. 2022. Risk of loss of tourism attractiveness in the Western Mediterranean under climate change. Frontiers in Climate, 4, 1019892. DOI: 10.3389/fclim.2022.1019892
  • Cadarso, M. et al. 2015. Quantifying Spanish tourism’s carbon footprint: the contributions of residents and visitors: a longitudinal study. Journal of Sustainable Tourism, 23, 922-946. DOI: 10.1080/09669582.2015.1008497
  • De Andrés, M. et al. 2017. Relationships between coastal urbanization and ecosystems in Spain. Cities, 68, 8-17. DOI: 10.1016/j.cities.2017.05.004
  • Orihuela‐Torres, A. et al. 2023. Outdoor recreation alters terrestrial vertebrate scavenger assemblage and carrion removal in a protected Mediterranean wetland. Animal Conservation, 26(5), 633-641. DOI: 10.1111/acv.12848
  • Zanette, L. Y. et al. 2023. Fear of the human “super predator” pervades the South African savanna. Current Biology, 33(21), 4689-4696.e4. DOI: 10.1016/j.cub.2023.08.089

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