Aunque parezca cosa de ciencia ficción, existen miles de personas que se consideran verdaderos vampiros y que incluso se organizan en comunidades para llevar a cabo la ingesta de sangre. Hay, además, quienes donan su propia sangre para satisfacer los deseos de los primeros. Exploramos los peligros del vampirismo real.
Comunidades vampíricas en el mundo real
Personas que se identifican como vampiros
En el mundo existen comunidades de personas que se identifican como vampiros. Suelen creer que la ingesta de sangre les proporciona beneficios físicos o emocionales. Estas comunidades no solo se reúnen para compartir sus experiencias, sino que también buscan donantes que estén dispuestos a ofrecer su sangre de manera voluntaria. Para estos individuos, el acto de beber sangre no está vinculado a rituales místicos o a la adoración de lo sobrenatural, sino a una necesidad física que, según ellos, solo puede ser satisfecha a través de este consumo.

Investigaciones en Nueva Orleans
El investigador de la Universidad Estatal de Louisiana John Edgar Browning realizó un estudio etnográfico de la "verdadera comunidad vampira" de Nueva Orleans cediendo su propia sangre a sus integrantes con el fin de conocer en profundidad cómo funcionaban estos grupos. Contra todo pronóstico, descubrió que no padecían ninguna enfermedad de salud mental y que tampoco relacionaban el consumo de sangre con ideas místicas o espirituales. El motivo que solían alegar era que sufrían una patología médica caracterizada por la fatiga, dolores de cabeza y dolor de estómago que, según creían, solo puede ser tratada bebiendo sangre humana.
Y, aunque Browing aseguró según la BBC que ninguno de los vampiros a los que había entrevistado hubiera declarado haber sufrido alguna complicación médica derivada del consumo de sangre, lo cierto es que este puede llegar a ser altamente peligroso.
La práctica de beber sangre: entre la realidad y el mito
Diferenciación entre trastorno mental y práctica real
El vampirismo, en su forma más conocida, a menudo se asocia con trastornos mentales o parafilias, como lo han descrito diversos estudios psiquiátricos. Sin embargo, la práctica real de beber sangre por parte de individuos que se consideran vampiros no siempre está relacionada con un diagnóstico clínico. Esta distinción es crucial para entender el fenómeno en su totalidad, ya que el vampirismo clínico, también conocido como Síndrome de Renfield, es un trastorno mental que se caracteriza por una compulsión por consumir sangre, a menudo vinculada a traumas infantiles o a una forma de sadismo.
Por otro lado, las personas que participan en la práctica de beber sangre por elección consciente y sin coacción, lo hacen como parte de una identidad cultural o personal. Estas prácticas no siempre están motivadas por un deseo sexual o por una necesidad psicológica, sino que pueden ser vistas como una expresión de identidad similar a otras subculturas. La diferencia entre el vampirismo como trastorno y como práctica cultural es importante para evitar la patologización de comportamientos que, aunque inusuales, no son necesariamente dañinos o peligrosos.

El caso de Lyle Bensley
En el año 2011, por ejemplo, fue sonado en Estados Unidos el caso de un joven de 19 años llamado Lyle Bensley que irrumpió en el apartamento de una mujer para morderle el cuello, alegando que era un vampiro con siglos de edad y que precisaba de su sangre para sobrevivir. 500 años, para ser exactos. La mujer estaba durmiendo, pero pudo escapar y llamó a la policía.
Este incidente resalta la delgada línea entre la fantasía y la realidad en el contexto del vampirismo. Mientras que algunos pueden ver el caso de Bensley como un ejemplo de trastorno mental, otros lo interpretan como un reflejo de la influencia de la cultura popular y las creencias personales en el comportamiento humano.
Creencias sobre la cura a través de la sangre
Una de las creencias más comunes entre las personas que se identifican como vampiros es que el consumo de sangre puede curar ciertas dolencias físicas. Esta idea no está respaldada por ninguna evidencia científica, pero persiste en algunas comunidades como una explicación para síntomas como la fatiga crónica, los dolores de cabeza y el malestar general. Para estos individuos, la sangre representa una fuente de energía vital que puede restaurar el equilibrio y mejorar su bienestar.
La noción de que la sangre tiene propiedades curativas no es nueva y se remonta a antiguas prácticas médicas y rituales que atribuían poderes especiales a este fluido vital. Sin embargo, en el contexto moderno, esta creencia se percibecon escepticismo por la comunidad médica, que advierte sobre los riesgos potenciales del consumo de sangre humana. El debate sobre las propiedades curativas de la sangre refleja una tensión más amplia entre la medicina tradicional y las creencias alternativas.
Riesgos y consecuencias de beber sangre
¿Qué pasa si bebes sangre?
El cuerpo humano está preparado para contener sangre a través del sistema circulatorio, pero ingerido por vía oral puede llegar a provocar reacciones altamente tóxicas. En pequeñas dosis, beber sangre puede resultar inocuo, pero al aumentar la cantidad, se trata de una sustancia tan rica en hierro que puede llegar a provocar una sobredosis.
Toxicidad y sobredosis de hierro
Al contrario que el de otros animales específicamente preparados para digerir este elemento, como los murciélagos, el cuerpo humano no cuenta con las características físicas necesarias para eliminar el exceso de hierro ingerido por vía oral.
Hemocromatosis y sus efectos en el cuerpo humano
A pesar de que todo ser vivo necesita del hierro para sobrevivir, en altas dosis puede llegar a provocar la llamada hemocromatosis, causante de una amplia variedad de enfermedades. Puede generar daño hepático, acumulación de líquido en los pulmones, deshidratación, baja presión sanguínea y trastornos nerviosos.
Así que, si se te había ocurrido sumarte a una de estas comunidades vampiras, lo mejor es que vayas con cuidado.

El vampirismo en el contexto médico y social
El vampirismo como patología médica
Como oyes, existen los vampiros. Bueno, en realidad lo que existe es el vampirismo. Un trastorno mental del que ya hablamos en Los vampiros existen y están entre nosotros. Si bien hay comunidades de personas que consumen sangre por su convencimiento sobre sus bondades, hay otros colectivos que, simplemente, tienen algún tipo de trastorno. Estas personas están absolutamente convencidas de que son vampiros, como es el caso de Lyle Bensley, el joven de 19 años.
Investigaciones y creencias populares
A lo largo de la historia, el vampirismo ha desperado tanto fascinación como miedo. Las historias de vampiros se han entrelazado con creencias populares sobre la muerte y la inmortalidad, creando un rico tapiz de narrativas que han capturado la imaginación de generaciones.
La ciencia y la medicina han intentado desmitificar estas creencias a travñes de explicaciones racionales para los síntomas asociados con el vampirismo. Sin embargo, el atractivo del mito persiste, y el vampirismo continúa siendo un tema popular en la literatura, el cine y otros medios de entretenimiento. Esta dualidad entre la realidad médica y la ficción cultural refleja la complejidad de la condición humana.
Las investigaciones actuales sobre el vampirismo buscan equilibrar el respeto por las creencias personales con la necesidad de comprender las implicaciones médicas y sociales de estas prácticas. Al explorar el vampirismo desde múltiples perspectivas, los investigadores pueden ayudar a desmitificar el fenómeno y fomentar un diálogo más informado sobre su impacto en la sociedad contemporánea.
Referencias
- Foster-Kruczek, Nikki, and Catherine Pugh. "Blood Is Life. Life Is Blood: The Psychology of Vampirism." The Palgrave Handbook of the Vampire. Cham: Springer International Publishing, 2023. 1-17.
- Oppawasky, Jolene. "VAMPIRISM." Annals of the American Psychotherapy Association 13.4 (2010).