El sultán Saladino supo unir a las fuerzas musulmanas y, tras la batalla de Hattin, reconquistó Jerusalén en 1187. El fin del dominio cristiano en Tierra Santa parecía próximo pero ahí estaba Ricardo Corazón de León, dispuesto a liberar la ciudad sagrada. En la Tercera Cruzada, quizá la más conocida de todas, el mítico rey inglés derrotó, por primera vez, a los hasta entonces invencibles soldados de Saladino.