El impresionante patrimonio de Mérida convertido en arte vívido

Mérida, además de ser un escenario único en sí misma, ofrece numerosas actividades en las que comparten su patrimonio cultural y monumental mediante las últimas tecnologías y un equipo formado por excelentes profesionales.
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Mérida atesora más de 2000 años y un acervo multicultural plasmado en sus vestigios arqueológicos y monumentales, cuyo resultado es un lugar singular e imaginado; como todos los que se construyen en la mente del viajero, aderezado por gustos, experiencias y expectativas personales que le acompañan en su viaje al pasado.

En Mérida, el pasado convive con el presente en cada plaza y a la vuelta de la esquina de cualquier calle, donde nos asaltan numerosos monumentos dispersos por la ciudad que nos ofrecen una ventana desde la que asomarnos para contemplar la Historia con mayúsculas, pues se encuentran en un excelente estado de conservación.

Puente y dique romanos y Alcazaba andalusí sobre el río Guadiana. FOTO: ASC.

No en vano, el Conjunto Monumental emeritense goza de la categoría de Patrimonio de la Humanidad desde el año 1993. Por lo que, por sí solos ya constituyen una experiencia para los sentidos procedente de su pasado romano glorioso, como capital de la antigua provincia de Lusitania.

Pero Mérida es mucho más que su identidad como símbolo de romanidad; es el resultado de la riqueza de patrimonio de varias ciudades antiguas superpuestas. Cada periodo histórico, desde entonces hasta nuestros días, aparece representado por los vestigios arquitectónicos que han sobrevivido al paso del tiempo. Todos ellos se mezclan con la ciudad actual, en ningún caso como algo estático sino como uno de los mejores ejemplos de patrimonio sostenible que pueden disfrutarse en la actualidad.

Cuando cultura y cotidianeidad se unen en Mérida

Dueña de un clima que permite disfrutarla al exterior, Mérida continúa adaptando su patrimonio en pos de la accesibilidad universal, para ofrecer una experiencia de calidad.

Con más de treinta monumentos visitables, es una excelente anfitriona para aquellos que deciden conocerla. Todos los monumentos ubicados en recintos disponen de cómodos accesos, pasarelas, áreas de descanso y recursos museográficos que facilitan la comprensión.

Aquellos otros vestigios integrados en el tejido urbano pueden contemplarse sin prisas, mientras se disfruta de un agradable aperitivo en cualquiera de las múltiples terrazas de la ciudad.

Algunos monumentos en Mérida permiten conocer, a través de sus peculiaridades, la historia del devenir de la ciudad. Tal es el caso del Templo de Diana-Palacio de los Corbos, fosilizado en el centro de Mérida desde su construcción hasta nuestros días. Mientras en su interior se desgrana el paso de edificio representativo de culto imperial romano a palacio renacentista, en su exterior se suceden actividades que permiten disfrutarlo como protagonista indiscutible.

Centro de Interpretación en el Templo de Diana-Palacio de los Corbos. FOTO: ASC.

Ubicado en el centro de una plaza contemporánea, delimitada por una pieza perimetral obra del reconocido arquitecto extremeño José María Sánchez García, el Templo de Diana se ha convertido en uno de los epicentros culturales de la ciudad.

La Feria del Libro, La Noche del Patrimonio, el Día de la Danza, numerosos ciclos de conciertos, son algunas de las actividades que descubren los turistas que tienen este lugar como parada indispensable dentro del gran museo al aire libre que es Mérida.

La conservación y el uso sostenible son los dos pilares fundamentales en los que se asienta su vocación de dinamización cultural del patrimonio, que en Mérida tiene una tradición de décadas. Cualquier actividad de esta naturaleza, que se desarrolle en Mérida, aparece vinculado a su rico patrimonio que es disfrutado, no solo por los turistas sino también por los emeritenses.

A través del Consorcio de la Ciudad Monumental, institución pública que lo tutela, se garantiza la convivencia entre el uso y la protección, mediante un exhaustivo seguimiento del desarrollo de las actividades. Arqueólogos y restauradores supervisan y trabajan en equipo con otras instituciones, empresas y asociaciones aplicando un estricto protocolo.

La primera gran cita del año tiene lugar durante el mes de febrero, cuando los monumentos se llenan de música y de color con la celebración de los Carnavales. Los turistas, que pasean entre los monumentos, alegran su visita a Mérida con las comparsas y chirigotas que durante esos días engalanan las calles.

La Semana Santa emeritense, declarada Fiesta de Interés Turístico Nacional desde 2010, acompaña el recorrido de Hermandades y Cofradías con la visión nocturna de los monumentos. Más de 30 pasos continúan una tradición de la que se tiene conocimiento en la ciudad desde el año 1561, fecha en la que se datan las reglas de la Cofradía de Nuestra Señora de la O. Pero la celebración del Vía Crucis en el anfiteatro romano es, sin duda, una de las instantáneas más impactantes de la semana de pasión.

Jesús Nazareno (de Luis Salvador Carmona, s. XVII) a su paso por el Arco de Trajano. FOTO: ASC.

La relevancia de la ciudad de Mérida en época romana es una de las señas de identidad de los emeritenses. Tal es así, que la ciudad se ha volcado en participar en Emérita Lúdica, fiesta de recreación histórica que en el año 2023 celebra su XIII edición, entre los meses de mayo y junio. Durante una semana, la ciudad recupera el ambiente festivo que se disfrutaba durante la celebración de juegos en la capital lusitana.

El centro histórico se engalana, rememorando escenas de la vida cotidiana, actividades públicas, espectáculos que reflejan las costumbres y simbolismos de sus primeros habitantes. Emeritenses y foráneos se mezclan con legionarios, que desfilan por las calles, acampan junto al puente y enseñan sus técnicas de combate.

Alrededor del Templo de Diana, centro de la vida pública en época romana, los puestos de artesanía ofrecen curiosos productos mientras los artesanos hacen demostraciones en directo. En las casas romanas asistimos al funeral del dueño de la casa, en los templos se realizan ofrendas a los dioses y, mientras visitamos el teatro, nos cruzamos con actores y actrices que preparan sus interpretaciones.

Durante la celebración de Emerita Lúdica tienen lugar los juegos gladiatorios, que reproducen fielmente los rituales y usos de combate que hacían de este espectáculo uno de los preferidos por los romanos; como no podía ser de otra manera, los gladiadores llegan a la ciudad y el público espera impaciente sus combates en el anfiteatro.

Pero si hay un monumento que constituye el emblema del patrimonio de Mérida, es sin duda, su impresionante teatro romano. Descubierto en el año 1910, acoge más de 150 actividades al año que conviven con los turistas que se acercan a visitarlo. La naturaleza de todos ellos es de carácter cultural y adopta formas variadas.

Entre las actividades destinadas a público escolar, que habitualmente se realizan, destaca el Festival Juvenil Europeo de Teatro Grecolatino que anualmente congrega a institutos de enseñanza secundaria, nacionales e internacionales, para promover el conocimiento de la cultura clásica a través de las artes escénicas.

Gladiadores luchando en el anfiteatro emeritense. FOTO: AYUNTAMIENTO DE MÉRIDA.

Pero, sin duda, la actividad estrella, que viste como ningún otro las piedras del teatro, es el Festival Internacional de Teatro Clásico. Con 69 ediciones a sus espaldas, nació a los pocos años del comienzo de las excavaciones arqueológicas, celebrando su primera representación en el año 1933, con la Medea de Séneca versionada por Miguel de Unamuno y representada por una de las mejores actrices de la época, Margarita Xirgú.

En la actualidad, el Festival Internacional de Teatro Clásico se lleva a cabo entre los meses de julio y agosto y la cita es esperada, cada edición, como una de las más relevantes del panorama teatral nacional, gracias a la calidad de sus obras, elencos y el escenario único donde se desarrollan.

Las escenografías se depuran para realzar el protagonismo del imponente frente escénico, las iluminaciones se cuidan al detalle para realzar los volúmenes, el estudio detallado de la ubicación de los elementos de sonido garantiza la conservación y el bajo impacto visual. Todo un trabajo detrás de cada obra, en el que participan escenógrafos, iluminadores, arqueólogos, restauradores…. garantizando un brillante resultado que asienta sobre la conservación del patrimonio como premisa fundamental.

El verano concluye con otro festival, que en solo siete años de andadura ha consolidado su público y la rigurosidad en el cuidado del monumento: el Stone and Music Festival, donde confluyen distintos estilos musicales, ofrece a lo largo del mes de septiembre la posibilidad de disfrutar de artistas nacionales e internacionales en el marco incomparable del Teatro Romano de Mérida, de nuevo elemento diferencial que convierte cualquier actividad en Mérida en una experiencia única.

Mérida les espera, no duden en saborearla despacio. Pasado y presente, patrimonio y cultura, Mérida guarda secretos que la arqueología, alma mater de esta ciudad, aún está por descubrir.

* Este artículo fue originalmente publicado en la edición impresa de Muy Interesante o Muy Historia.

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