Según las antiguas mitologías sumerias, los Anunna o Anunnaki fueron un grupo de dioses pertenecientes al panteón mesopotámico. Sin embargo, algunos autores han utilizado estos seres mitológicos para reinterpretarlos como entidades extraterrestres que habrían colonizado la tierra: una idea sin base científica alguna, pura ficción que nada tiene que ver con la realidad de los Anunnaki ¿Qué cuentan los textos sumerios y acadios sobre los Anunnaki? ¿De dónde sale el relato fantástico que ha hecho famosos a estos seres en la cultura popular?
El origen de los Anunnaki en la cultura mesopotámica
Los Anunna de la Mesopotamia antigua

En la vasta y rica tradición de la antigua Mesopotamia, los Anunnaki, también conocidos como Anunna, ocupan un lugar destacado en el panteón mesopotámico. Estos seres mitológicos son mencionados en numerosos textos cuneiformes, donde se les describe como las principales deidades de las ciudades y divinidades mayores. El término Anunnaki, que deriva del sumerio a-nun-na, significa "progenie principesca", haciendo referencia a su linaje divino y su importancia en la estructura religiosa de la época.
Las primeras menciones de los Anunnaki se remontan al año 2100 a.C., en documentos como el Cilindro A de Gudea. En este texto, se narra cómo los Anunna observan con admiración la construcción del templo del dios Ningirsu, realizada por el gobernador Gudea. Es a partir de esta representación donde se destaca su papel como observadores y protectores de las grandes obras humanas, consolidando su estatus de dioses venerados en la sociedad mesopotámica.
Además de su papel en la arquitectura sagrada, los Anunnaki son mencionados en composiciones literarias como Enki y el orden del mundo. En este texto, se les atribuyen funciones como determinar los destinos de lo creado, tomar decisiones cruciales y ofrecer consejo a otras deidades y mortales. Esta capacidad de influir en el destino y de guiar a la humanidad hace hincapié en su poder y relevancia en la cosmovisión ancestral.
An, el dios de los cielos y los Anunnaki

An, el dios de los cielos, es una figura central en la mitología mesopotámica y se le considera el progenitor de los Anunnaki. Acorde a sus intrigantes escrituras, An generó a estos dioses, otorgándoles un lugar privilegiado en el universo. Su relación con los Anunnaki no solo refuerza su importancia como deidad suprema, sino que también establece un vínculo directo entre el cielo y la tierra, uniendo lo celestial con lo terrenal.
En la tradición mesopotámica, An es reverenciado como el dios que gobierna los cielos, y su dominio se extiende sobre todas las demás deidades. Los Anunnaki, como descendientes directos de An, heredan su autoridad y su capacidad para influir en los eventos del mundo, obteniendo una conexión divina que les confiere un papel esencial en la administración del cosmos y en el mantenimiento del orden universal.
La figura de An y su relación con los Anunnaki también se refleja en las prácticas religiosas y rituales de la época. Los sacerdotes y seguidores de An realizaban ceremonias en su honor, buscando su favor y el de sus descendientes para asegurar la prosperidad y la estabilidad en sus comunidades. Así, An y los Anunnaki se convirtieron en símbolos de poder y de la continuidad de la vida, tanto en el ámbito espiritual como en el terrenal.
El papel de los Anunnaki en la literatura cuneiforme
La literatura cuneiforme de la antigua Mesopotamia ofrece una rica fuente de información sobre los Anunnaki y su papel en la sociedad y la religión. En estos textos, los Anunnaki son representados como entidades poderosas que desempeñan funciones cruciales en la administración del cosmos y en la vida de los seres humanos. Su influencia se manifiesta en diversas áreas, desde la creación del universo hasta la regulación de los destinos individuales.
En el relato épico Enūma eliš, que narra la creación del mundo, los Anunnaki juegan un papel fundamental en la organización del cosmos. Marduk, el dios que moldea el universo, asigna a los Anunnaki la tarea de gestionar los cielos e infiernos, dividiendo sus responsabilidades entre el ámbito celestial y el inframundo.
Los Anunnaki en la mitología y el inframundo
Divinidades infernales y jueces del inframundo
A medida que la mitología mesopotámica evolucionó, los Anunnaki comenzaron a asociarse con el inframundo y las divinidades infernales. Durante el período paleobabilónico, los Anunnaki se convirtieron en un grupo de deidades del inframundo, diferenciándose de los Igigi, que eran considerados dioses celestes. Además de su papel en la creación, los Anunnaki son frecuentemente mencionados en textos mitológicos y rituales donde se les atribuyen poderes de juicio y consejo. En el mito del Descenso de Inanna a los infiernos, los Anunnaki aparecen como jueces del inframundo, encargados de juzgar a la diosa Inanna.
Además de su papel en el juicio de los muertos, los Anunnaki también son invocados en rituales destinados a proteger a los vivos de fuerzas malignas. En rituales del siglo VII a.C., se les menciona junto a Šamaš, el dios solar de la justicia, y a Gilgameš, el héroe semidivino, para combatir a las brujas y enviarlas al inframundo.

El destino y consejo en manos de los Anunnaki
Los Anunnaki, como deidades de gran poder, eran vistos como los guardianes del destino y los consejeros de los dioses y los mortales. En textos como Enki y el orden del mundo, los Anunnaki son descritos como entidades que toman decisiones cruciales para el bienestar del cosmos. Su consejo es buscado tanto por los dioses como por los humanos, ya que su sabiduría es considerada fundamental para el mantenimiento del orden y la armonía en el universo. Su relevancia se destaca, una vez más, al presentarlos como antiguos intermediarios entre el mundo divino y el humano, y su capacidad para guiar a los seres vivos en su camino.
Además de su papel en la determinación del destino, los Anunnaki también son vistos como protectores de la justicia y el equilibrio. En su función como jueces del inframundo, se aseguran de que las almas sean tratadas con equidad y que el orden cósmico se mantenga intacto. Esta dualidad de roles, como árbitros del destino y guardianes de la justicia, refuerza su estatus como figuras centrales en la mitología mesopotámica, cumpliendo diversos papeles en su imaginario colectivo.
Los Anunnaki en la cultura popular y teorías modernas
Las teorías pseudocientíficas de Zecharia Sitchin
En el siglo XX, los Anunnaki adquirieron una nueva dimensión en la cultura popular, en gran parte debido a las teorías pseudocientíficas de Zecharia Sitchin. Este autor, conocido por sus libros sobre ufología, propuso una reinterpretación radical de los Anunnaki, presentándolos como una civilización extraterrestre que habría llegado a la Tierra para interactuar con la humanidad. Según Sitchin, los Anunnaki habrían esclavizado a los sumerios para extraer oro, un recurso que necesitaban para proteger su planeta.
Las afirmaciones de Sitchin carecen de fundamento en las fuentes cuneiformes sumerias. Aunque se presentaba como un experto en la lengua sumeria y acadia, sus traducciones y conclusiones han sido ampliamente cuestionadas por la comunidad académica. Su interpretación de los textos antiguos se basa en lecturas consideradas erróneas y sesgadas, que ignoran el contexto histórico y cultural de las civilizaciones mesopotámicas.
A pesar de la falta de evidencia, las teorías de Sitchin han capturado la imaginación de muchos, alimentando la fascinación por los Anunnaki como seres extraterrestres. Sin embargo, es importante destacar que los estudiosos y expertos en el campo han criticado duramente estas ideas, subrayando su falta de rigor académico y su carácter puramente especulativo.
Anunnaki y las teorías ufológicas
La noción de los Anunnaki como seres extraterrestres ha sido adoptada por diversas teorías ufológicas que buscan explicar el origen de la civilización humana a través de intervenciones alienígenas. Estas teorías, inspiradas en gran medida por las obras de Sitchin, sugieren que los Anunnaki habrían jugado un papel crucial en el desarrollo de las culturas antiguas, proporcionando conocimientos avanzados y tecnología sofisticada.
Estas ideas han encontrado un eco en la cultura popular, donde los Anunnaki son frecuentemente representados como dioses alienígenas que influyeron en la historia de la humanidad. Sin embargo, estas narrativas carecen de respaldo en la evidencia arqueológica y textual, y son vistas por la comunidad académica como meras fantasías producto de una mente muy colorida.
A pesar de su falta de credibilidad, las teorías ufológicas sobre los Anunnaki han contribuido a mantener su relevancia en la sociedad de hoy. La fascinación por lo desconocido y la búsqueda de respuestas a los misterios del pasado continúan alimentando el interés por estas historias, aunque carezcan de referencias históricas y arqueológicas.
Críticas y falta de rigor histórico en las narrativas modernas
Las narrativas modernas sobre los Anunnaki, especialmente aquellas que los presentan como extraterrestres, han sido objeto de críticas por parte de historiadores y arqueólogos. La falta de rigor histórico y la distorsión de las fuentes antiguas son algunos de los principales puntos de crítica hacia estas teorías. Los expertos señalan que las interpretaciones de Sitchin y otros autores similares no solo son incorrectas, sino que también simplifican y tergiversan la complejidad de la mitología mesopotámica.
El enfoque de Sitchin, que busca reinterpretar las referencias culturales mesopotámicas a través de una perspectiva moderna, es visto como un error fundamental en la comprensión de estas antiguas civilizaciones. Por ejemplo, su interpretación del "viento maligno" que destruyó Ur como un ataque nuclear es una extrapolación sin fundamento que ignora el contexto y el simbolismo de los textos originales.
A pesar de las críticas, las narrativas modernas sobre los Anunnaki continúan atrayendo a un público amplio, fascinados por la idea de antiguos astronautas y civilizaciones perdidas. Sin embargo, es importante abordar estas historias con escepticismo y un entendimiento crítico de las fuentes, reconociendo que, aunque puedan ser entretenidas, carecen de solidez científica.
Referencias
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