¿Has leído alguno de estos cómics sobre Marco Polo?

Más allá de personajes célebres del mundo del cómic como Superman, la figura del mercader veneciano Marco Polo también se prestó para llenar las páginas de sus historietas de aventuras dirigidas al público juvenil
¿Has leído alguno de estos cómics sobre Marco Polo?

Para un occidental, pensar en el mítico Oriente es pensar en Marco Polo. El infatigable viajero y escritor es el responsable de conectar dos mundos a través de la llamada Ruta de la Seda, gracias a la genial idea de dejar por escrito todas las maravillas que contempló en su increíble viaje. El Libro de las maravillas de Marco Polo es un texto que, por su redacción, está pensado para ser contado. La iletrada Europa medieval narra sus gestas, convirtiéndolo en un personaje inmortal, cuyas aventuras siguen presentes en el imaginario colectivo de nuestro tiempo. Quizá por ello, el cómic siempre le ha tenido en gran aprecio; especialmente, la historieta de aventuras juvenil, que siempre supo sacar partido a la figura de Marco Polo.

Marco Polo, de Luis Bermejo en Pantera Negra nº 46 (1956) / Editorial Maga.

Superman y Marco Polo en el mismo cómic

D. C. publica en abril de 1938 el número uno de la revista Action Comics. En ella aparece por primera vez un personaje que está llamado a revolucionar la industria del cómic americano, Superman. El éxito del hombre de acero acaba eclipsando al resto de series de esta publicación, por lo que el lector actual ha olvidado que, en sus primeros números, también había personajes clásicos de aventuras como Marco Polo, que aparece en los 17 primeros números de la publicación. 

Su autor es Sven Elven, un historietista sueco emigrado a EE.UU. en 1909, que se especializa en llevar al cómic los grandes clásicos de la literatura de aventuras. Así, realiza versiones de novelas como La Isla del Tesoro de Stevenson, en 1936; Los 3 mosqueteros de Alejandro Dumas, en 1938; o el Libro de las maravillas de Marco Polo, en 1938. 

Marco Polo de Sven Elven, en Action Comics nº 1 (1938) / DC.

Sin embargo, las escasas cuatro páginas que cada número dedica al explorador veneciano y la pronta desaparición de la serie en la revista de cualquier contenido que no sea estrictamente superheroico no le permiten desarrollar la historia de Polo de forma completa y la adaptación queda cercenada, incluso antes de que Polo llegue a China

Otras revistas norteamericanas de la época como Treasure (1945-1946), de la editorial Price Comics, o el número 7 de la colección Classic Comics (1946) de la editorial Gilberton, también dedican sus páginas a las aventuras del intrépido comerciante de Venecia

The Adventures of Marco Polo, de Homer Fleming, en Classic Comics nº 7 (1946) / Gilberton.

Aunque mi cómic norteamericano favorito que se ocupa de la figura del explorador italiano es una adaptación al mundo de la viñeta del filme Marco Polo (Hugo Fregonese, 1962) publicada por la editorial Charlton, coincidiendo con el estreno cinematográfico en EE. UU. A pesar de no aparecer acreditado, todo apunta a que el guion es obra de Joe Gill, mientras que Sam Glanzman realiza un trabajo solvente como dibujante que completa, una vez más sin acreditar, Dick Giordano como entintador.

La trama es más bien reducida (y fantasiosa). Marco Polo rescata a la princesa china Amuray de las garras del cruel ministro Mongka, que conspira para hacerse con el trono de Kublai Kan. Como en el filme, el heroico veneciano marca la diferencia en batalla, derrota al malvado Mongka usando la pólvora, y la princesa, enamorada, cae rendida a sus pies. Pero el italiano decide que aún no es el momento de «sentar cabeza» y emprende una nueva aventura, regresando a Venecia como emisario del soberano mongol para afianzar las rutas comerciales que unen ambos países.

Marco Polo, de Sam Glanzman (1962) / Charlton.

De Dakota a Dorian, y finalmente, a Marco Polo

El caso opuesto a la revista Action Comics se da en tierras galas. Primero en la revista Dakota, y poco después en Dorian

La editorial Aventures et Voyages posee a un personaje llamado Dorian, cuyas hazañas transcurren en Oriente. El guionista Jean Olivier es requerido para continuar la serie, pero aunque el contexto y la época le fascinan, el personaje no le interesa lo más mínimo. Con gran astucia, decide darle un giro y enmarcarla en la época de Kublai Kan, y como consecuencia lógica, introduce al personaje con el que realmente le apetece trabajar, que no es otro que Marco Polo. 

Su propuesta se serializa en los números 56 a 63 de la revista Dakota, y el éxito de las aventuras del veneciano es tan grande que la editorial decide lanzar una nueva revista llamada Dorian, donde se incluya a Polo y a otros personajes históricos de aventuras creados para la editorial. 

Poco a poco, Dorian cae en el olvido a favor de Marco Polo. De la mano de los historietistas Jean Olivier y Vincenzo Chiomenti su popularidad aumenta, protagonizando más de doscientos números entre 1960 y 1987. 

Dorian/Marco Polo, de Vincenzo Chiomenti (1960-1965) / Mon Journal, Adventures et Voyages.

El éxito de Marco Polo en la citada revista se puede contrastar, simplemente, observando su título en la portada. Entre los números 1 y 12 la publicación lleva en portada el nombre genérico de Dorian. Entre los números 13 y 24 se añade el subtítulo de «Marco Polo», cuya tipografía aumenta de tamaño número a número, hasta igualar al nombre original de la publicación. Del 25 al 39 se invierten las tornas, y «Dorian» se convierte en un subtítulo de la revista, con una posición y un tamaño marcadamente inferior a Marco Polo. Y finalmente, desde el número 40 hasta el 213, el nombre del explorador veneciano es el único que luce en la cubierta

Respecto a la serie, hay que destacar la creación de un personaje ficticio, destinado a convertirse en el compañero inseparable de Marco Polo en todas las aventuras; se trata un muchacho apodado Tigre Bleu (Tigre azul), un uigur que vive en la corte del gran Kan

Sin perder de vista que estamos ante un cómic muy fantasioso, es obligado destacar la buena labor gráfica del dibujante Vincenzo Chiomenti, que en todo momento desea representar un Oriente verosímil, y que en diversas entrevistas declara: «Para afrontar el reto de dibujar Marco Polo visité numerosos anticuarios; también consulté catálogos de subastas de antigüedades de la época. Quería hacer bien mi trabajo, y si tenía que dibujar un mueble al fondo de una viñeta, quería que ese mueble se pareciese lo más posible a uno creado bajo la dinastía Yuan».

Los autores españoles y Marco Polo

España también posee una larga tradición dedicada al cómic de aventuras, y el explorador veneciano tiene su hueco en ella. Me gusta especialmente el trabajo de Luis Bermenjo en la revista Pantera Negra de la editorial Maga, que entre los número 46 y 65 incluye a modo de encarte sendos suplementos de ocho páginas dedicados a Marco Polo

Estos suplementos llevan una numeración propia e independiente de la del resto de páginas de la revista, ya que estaban concebidos como separatas que podían encuadernarse con unas tapas que regalaba la propia revista. Respecto a la historieta, la aventura se inicia siguiendo de forma fiel el Libro de las maravillas, texto que pretende adaptar. Resulta especialmente acertada a la hora de recrear el azaroso viaje de los Polo a China siguiendo la conocida como «ruta del norte».

La historieta se inicia en San Juan de Acre, continúa hasta Armenia y Georgia, referenciando múltiples detalles del texto como la fuente de la cual mana aceite o la ferocidad de los kurdos de las montañas y su dedicación al pillaje. También se narra el paso por Samarcanda, y por el desierto de Lop. 

Marco Polo, de Luis Bermejo en Pantera Negra nº 46 (1956) / Editorial Maga.

A continuación, Quesada, como autor del guion, comete un error documental, ya que referencia la Gran Muralla china —que no aparece en los escritos de Marco Polo—, para finalmente embarcarse en una larga travesía por el rio Huang He (rio Amarillo) y llegar hasta Kambalú, capital del imperio que coincide con la actual Pekín. 

Así las cosas, el cómic de Bermejo presenta una versión bastante acertada, aunque simplificada, de la ruta desde Europa hasta China, y añade multitud de detalles extraídos del texto, como por ejemplo, el salvoconducto que entrega el Gran Kan a los Polo para cruzar su territorio con seguridad en su regreso a Europa. Una didascalia dice: «[Kublai Kan] les hizo dar unas tabletas de oro en las cuales decía que los tres embajadores deberían recibir allí donde fueran y donde pasaran: caballos, arreos y escolta de un país a otro». Sobre esta base, Bermejo construye un relato de aventuras ficticio, muy entretenido, para el público juvenil.

Con un espíritu biográfico más marcado, es obligado destacar el trabajo de Enric Sió titulado De Venecia a Pekín con Marco Polo. Publicado por Planeta en la colección Grandes Héroes, se trata en realidad de la edición española de un trabajo para la editorial francesa Larousse; razón por la que esta adaptación está pensada como una suerte de pequeña enciclopedia en viñetas dedicada al inmortal viajero, lo que no evita que se cometan errores como la inclusión de la Gran Muralla china en la propia portada del cómic. En cierto modo, el error está justificado, ya que la famosa muralla es el icono más reconocible de esta civilización, y permite lector identificar fácilmente el lugar en el que se desarrolla la historia. 

Se trata básicamente de un resumen colorido de lo más curioso y esencial de la biografía de Marco Polo, y de aquello que se cuenta el Libro de las maravillas

De Venecia a Pekín con Marco Polo, de Enric Sió, en Grandes Héroes nº 3 (1981) /Planeta.

Así por ejemplo, se ilustran pasajes tan sorprendentes del libro como los poderes de los bacsi, los monjes budistas que viven en la corte del Gran Kan y que en los banquetes ofrecidos por el emperador acercan la copa de vino o los manjares a la boca de su señor sin tocarlos, haciendo gala de un poder mágico o de telequinesis. 

También, siguiendo a Giovanni Battista Ramusio, la historieta narra a modo de epílogo la captura de Marco Polo tras la batalla de Curzola (1298), y muestra como, durante su estancia en prisión, dicta Il Milione (Libro de las maravillas del mundo) al escritor Rustichello de Pisa.

El Marco Polo de la editorial Novaro

La mexicana editorial Novaro crea una colección bajo el título genérico de Grandes viajes, y dedica tres de sus números a las hazañas de Marco Polo. La historia está escrita por Javier Peñalosa, y el dibujo corresponde a Sergio Núñez Alonso en el primer número y a Felipe Nevárez en los otros dos. Las cubiertas son de otro autor, en concreto, E. Velázquez, uno de los creadores de portadas más prolíficos de la editorial.

El primer volumen arranca con Rustichello escribiendo las hazañas de Polo, por lo que todo el relato está narrado en flashback. Así, la acción se traslada al primer viaje de Marco Polo a China, destacando detalles del texto como la visita a las tumbas de los Tres Reyes Magos en Irán. El número concluye con la llegada de los Polo a la corte del Gran Kan, concretamente a Xanadú, residencia de verano de Kublai Kan, cuya corte aparece dibujada tal y como se describe en el Libro de las maravillas: un lugar opulento, rodeado de estanques, jardines, animales exóticos, etc.

Marco Polo, de E. Velázquez, en Grandes Viajes nº 3 a 5 (1963) / Novaro.

El segundo volumen, Las embajadas de Marco Polo, narra los viajes de Polo por el Imperio mongol siguiendo la narración del segundo libro de los cuatro que escribió Rustichello, e incluyendo descripciones de varias regiones de Japón, India, Sri Lanka y el sudeste de Asia

Y finalmente, el tercer volumen se ocupa del largo viaje hasta Persia acompañando a la princesa Kököchin, que culmina con su regreso a Venecia. En su conjunto, los tres números componen una biografía bastante ajustada de los viajes de Marco Polo.

El Marco Polo de Glenat

He dejado para el final mi adaptación favorita de Marco Polo. Se trata de un cómic editado en dos volúmenes por la editorial francesa, dibujado por Fabio Bono y escrito por Didier Convard

El acierto de esta propuesta se encuentra en la construcción del personaje protagonista. Por un lado, el guionista se permite fabular para favorecer la épica de la historia. Por otro, refleja aquello que se conoce de la figura del viajero Marco Polo con una erudición que asombra. Este equilibrio es posible gracias al asesoramiento de Christian Clot, miembro de la Société des Esplorateurs Français, y reconocido especialista en lo que al tema de la historia de las exploraciones se refiere.

Así, mi escena ficticia favorita transcurre al inicio del relato, cuando un joven Marco Polo que aún no ha salido de Venecia, se encara con un marinero que narra sus supuestas aventuras en los confines del mundo conocido, hablando de serpientes gigantes y sirenas. El futuro explorador se enfrenta a él con las siguientes palabras: «¡Viejo eres un mentiroso! El mundo contiene suficientes maravillas verdaderas para inventarse falsas. Si de verdad hubieses viajado, tendrías historias mucho mejores que contar». 

Marco Polo, de Fabio Bono, vol. 2 (2013) / Glenat.

De este modo, y con una sola frase, se recalca que antes del viaje de Marco Polo, Occidente y Oriente son dos mundos que apenas saben el uno del otro, y que el mérito del viajero veneciano radica en su capacidad de unirlos en el imaginario colectivo occidental. 

Las escenas ficticias conviven con otras que reflejan con fidelidad absoluta lo escrito por Rustichello. Este es el caso, por ejemplo, de Xanadú, y en especial, la descripción del palacio ambulante del Gran Kan. La didascalia que acompaña al dibujo de Bono dice así: «El palacio ambulante del Gran Kan, enteramente hecho de bambú, podía desmontarse, transportarse y montarse de nuevo donde el señor desease, sostenido por más de doscientas sogas. Kublai Kan había conservado las costumbres nómadas de su pueblo». 

Otro punto fuerte radica en cómo se estructura el guion del segundo tomo. El tema principal es el fallido intento de conquista de Japón por parte de Kublai Kan, pero se añaden otros, como las labores diplomáticas que Polo desarrolla para el ilkanato, las conspiraciones de herederos que no ven con buenos ojos el gobierno de Kublai, o las envidias en la corte por parte de aquellos que ven en Polo un obstáculo para medrar al servicio del Gran Kan. El resultado es un retrato más que convincente de la corte del imperio más extenso que haya existido jamás.

* Este artículo fue originalmente publicado en la edición impresa de Muy Historia.

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