Bien cierto es que, para llegar al fondo de la obra de un artista, primero es necesario conocer a ese artista: su intimidad, lo que ama, lo que odia, lo que le hace sentir vivo. Pero en el caso de Frida Kahlo esta afirmación va más allá, pues, como bien dijo ella, “no pinto sueños o pesadillas, pinto mi propia realidad”.