Velázquez, un artista de cómic

El hecho de que tanto la figura como la obra de Velázquez, especialmente Las Meninas, estén muy presentes en el imaginario colectivo español e internacional no ha pasado desapercibido para el cómic, incluyendo al pintor y a sus pinturas en innumerables viñetas
Historia del Arte en Cómic, de Pedro Cifuentes

Diego Rodríguez de Silva y Velázquez se ha convertido en una figura muy presente en la cultura popular del siglo XXI, y el cómic ha colaborado activamente en dicho proceso. Resulta interesante analizar el modo en que el noveno arte —uno de los más populares de los últimos 100 años— se ha ocupado de su obra.

Viñeta de Pedro Cifuentes, autor de la Historia del Arte en Cómic. Foto: ASC.

Dicho análisis arroja interesantes sorpresas. Por un lado, ofrece una mirada nítida respecto a la manera en la que el pintor sevillano se ha integrado en el imaginario colectivo de nuestro tiempo, lo que aporta sugerentes claves para entender el modo en que su obra es percibida por el gran público. Y por otro, pone de manifiesto una mirada fresca y distinta creada por los historietistas que utilizan al pintor y a sus lienzos para crear agudas sátiras de nuestra sociedad y también apasionantes ficciones, poniendo de relieve que la obra de Velázquez está tan viva hoy como en el momento en que fue pintada.

Con motivo del 200 aniversario del Museo del Prado, se edita el cómic Historietas del Museo del Prado, que recrea diversas anécdotas de la pinacoteca, incluyendo las largas colas que tuvo la muestra velazqueña de 1990. Sento toma muchos de los personajes que pueblan los lienzos del pintor y los introduce en su cómic como figuras que esperan pacientemente en la fila; despojándolas de sus vestimentas de época para vestirlas con ropajes contemporáneos. Así, emula y realiza al mismo tiempo un homenaje al pintor sevillano que también aplica un intenso aggiornamento en sus obras de temática religiosa y mitológica, hasta el punto que un espectador poco atento puede confundirlas con representaciones costumbristas del siglo XVII.

Historietas del Museo del Prado, cómic de Sento editado por la pinacoteca en 2019 con motivo de la celebración de su bicentenario. Foto: ASC.

El pintor deviene en icono

Velázquez es un personaje muy reconocible para el lector. No en vano, se retrata a sí mismo en uno de los lienzos más universales de la historia de la pintura, Las Meninas (1656), y además posee un aspecto singular marcado por su peculiar mostacho, una perilla incipiente, y la larga melena que luce tanto en el famoso cuadro del Museo del Prado como en el Autorretrato (c.1640) que se conserva en el Museo de Bellas Artes de Valencia.

Estos rasgos son tan característicos que permiten al lector de cómics reconocerlo con facilidad, incluso cuando es retratado por los historietistas cuyo estilo de dibujo es muy sintético y alejado de la representación naturalista. Así sucede, por ejemplo, con Don Julio, Antonio Mingote o Francisco Ibáñez. Pero además, el personaje y su pintura poseen una serie connotaciones que los historietistas aprovechan a la hora de trabajar.

Don Julio recrea Las meninas de Velázquez como Las mendigas en sus Deshechos históricos (2011). Foto: ASC.

Pintor de pintores

La percepción más común en torno a la figura de Velázquez consiste en destacar su genio, elevándolo por encima de cualquier otro maestro del arte de la pintura.

Así lo refleja por ejemplo el popular título de superhéroes Astonishing X-Men (2013), en una original historieta protagonizada por un robot creado por una civilización extraterrestre extinta, que decide dar rienda suelta a sus inclinaciones artísticas. Impresionado por la pintura de la Tierra (planeta en el que se ha refugiado), el androide dedica su tiempo a crear copias exactas de los mejores lienzos terrestres, destacando entre todos los pintores a Velázquez, presente en esta particular colección alienígena con óleos tan conocidos como La infanta Margarita en azul y El niño de Vallecas. El cómic biográfico Dalí por Baudoin elije un camino distinto para expresar esta misma idea, ya que narra las sucesivas ocasiones en las que Dalí busca asociar su nombre al del maestro barroco, al que calificaba como «el mayor genio de la historia de la pintura».

El niño de Vallecas hace un cameo en Astonishing X-Men (2013), publicado por Marvel Comics. Foto: ASC.

El pintor de cámara

Otra lectura interesante en torno al sevillano se deriva de su particular trayectoria profesional y la fuerte ligazón que mantiene con la corte de Felipe IV. Desde esta perspectiva, su pintura posee connotaciones ideológicas que la hacen idónea para que los autores de cómic realicen sátiras sobre la historia de España, generalmente asociando a la imagen velazqueña alguna lectura contemporánea en clave política.

Así lo hacen, por ejemplo, Toni Corominas y Enrique Ventura en La Vanguardia, cuando ironizan sobre las cuestiones diplomáticas que rodearon a la guerra de Irak; y emulan la composición del lienzo La rendición de Breda (1634), sustituyendo a Nassau y Spínola por el secretario general de la ONU Kofi Annan y George Bush Jr. respectivamente.

Por su parte, David Rubín y David Prior recrean en Gran Hotel Abismo (2016) una distopía futurista y combativa inspirada en la realidad española de la crisis. En el cómic, las protestas populares obligan al gobierno a dimitir, y ambos autores lo ilustran con una imagen de los manifestantes que reproduce el citado cuadro de La rendición de Breda. Al hacerlo, la dotan de significación, creando una lectura que parece decir que el destino de España no está en juego en Flandes, sino en la capacidad del pueblo para reaccionar y oponerse a aquellos que lo mal gobiernan.

Gran Hotel Abismo, de David Rubín y David Prior. Publicado en 2012 por Astiberri Ediciones. Foto: ASC.

Javierre y Juanfran Cabrera, en el cómic Los caballeros de la Orden de Toledo (2018), trasladan a la viñeta una estupenda sátira, al hacerse eco de una anécdota verídica de Luis Buñuel durante una visita guiada a diversos invitados extranjeros de la Residencia de Estudiantes en el Prado. Amigo de las bromas, el calandino ironiza sobre la política de la época y describe El triunfo de Baco (1629) como un retrato de Alfonso XIII con su consejo de ministros, a Las Meninas como una representación del harén de dicho rey, y al Niño de Vallecas como un retrato juventud de Eduardo Dato.

Un pintor del Siglo de Oro

Además, Velázquez vive en un momento capital de nuestra historia, y en las historietas de ficción a menudo se le asocia a otros personajes de origen literario cuyas aventuras se desarrollan en esa misma época.

Así, en el coleccionable titulado El capitán Alatriste y la España del Siglo de Oro, el personaje imaginado por Arturo Pérez Reverte coincide con Velázquez. Al tratarse de un militar curtido en mil batallas con los tercios en Flandes, el historietista Joan Mundet lo convierte en el modelo utilizado para pintar a Marte (c.1638). Esto demuestra un profundo conocimiento de la obra velazqueña, ya que Alatriste ha visto tanta muerte que está hastiado de la guerra y esa es, precisamente, la emoción que transmite esta pintura del maestro sevillano.

El capitán Alatriste sirve como modelo para el Marte de Velázquez en El capitán Alatriste y la España del Siglo de Oro, de Joan Mundet (El País-Aguilar, 2002). Foto: ASC.

Otro encuentro curioso se produce en el cómic El buscón en las Indias, protagonizado por Quevedo. En esta aventura, Juanjo Guarnido aprovecha las escenas que transcurren en la corte para incluir un cameo de Velázquez y de otros personajes inmortalizados en sus lienzos.

El buscón en las Indias, de Juanjo Guernido. Publicado por Norma Editorial (2019). Foto: ASC.

‘Las Meninas’, un cómic excepcional

Por último, hay que destacar el lienzo de Las Meninas, sin duda la obra más importante y conocida del pintor sevillano, y tema central del cómic homónimo de Javier Olivares y Santiago García que gana el Premio Nacional del Cómic del Ministerio de Cultura en 2015. Dichos autores realizan un acercamiento poliédrico a la figura del pintor barroco, y en especial a la obra que da título a la historieta. Dos ideas en torno al pintor y su inmortal lienzo resultan especialmente acertadas en esta extraordinaria ficción en viñetas:

En primer lugar, analizan a Velázquez desde el presente, haciendo hincapié en la siguiente paradoja: en el siglo XVII, el pintor era en último término un sirviente, alguien cuyo destino estaba condicionado por la figura del rey Felipe IV. Sin embargo, en la actualidad, los papeles se han invertido, y es el rey quien es conocido gracias a los retratos de corte velazqueños.

La segunda idea interesante hace referencia a que una obra maestra como Las Meninas evoluciona a lo largo de los siglos. Nuestra percepción de ella es muy diferente a la del momento en que fue pintada, y además, está mediatizada por todas las lecturas realizadas a posteriori en torno a su valor artístico. Olivares y García lo expresan de forma magistral en una página en la que aparece el propio Velázquez junto a los artistas que han trabajado y reflexionado sobre dicho cuadro.

Las meninas, de Javier Olivares y Santiago García. Publicado por Astiberri Ediciones (2018). Foto: ASC.

La popularidad de este cómic ha trascendido el propio medio para llegar a la televisión; concretamente, en la conocida serie El ministerio del Tiempo, que incluye un gag muy simpático, en el que se muestra cómo el personaje de Velázquez, interpretado por Julián Villagrán, se deleita leyendo esta novela gráfica.

Para cerrar el círculo, hay que decir que la serie de televisión también tiene una adaptación de sus aventuras en formato de cómic; y en ella aparece dibujado el personaje de Velázquez que interpreta el actor de la serie.

Velázquez aparece también en la adaptación al cómic de la serie televisiva El Ministerio del Tiempo. Foto: ASC.

Las Meninas es posiblemente el lienzo más conocido de la pintura española junto al Guernica y Los fusilamientos de la Moncloa, y quizá por ello infinidad de autores de cómic incluyen en alguna viñeta una versión de esta obra a modo de homenaje (valga de ejemplo el guiño dedicado a los lectores de Muy Historia por Pedro Cifuentes, autor de la Historia del Arte en Cómic, que abre este artículo).

Pero la maestría de Velázquez va mucho más allá de Las Meninas, ya que muchos otros de sus lienzos marcan un antes y un después en la pintura del género al que pertenecen. Así sucede en estas dos obras:

La primera de ellas es Cristo crucificado (c.1630); en la que consigue un equilibrio casi imposible entre la belleza ideal del crucificado y el naturalismo realista que caracteriza su pintura. Este lienzo fascina al pintor e historietista Luis García Mozos, que decide rendirle un homenaje en su mítico cómic Nova-2 (1981-1982), y emulando a Velázquez en su lienzo, realiza un auténtico alarde técnico, consiguiendo un resultado estético hiperrealista muy poco habitual dentro del noveno arte.

Nova-2, de Luis García Mozos. Publicado por Glenat (2004). Foto: ASC.

La segunda es La Venus del espejo (1647-51). Se trata de uno de los primeros desnudos integrales de la pintura española, en el que Velázquez toma un tema mitológico y lo recrea con un estilo realista y mundano, dotando a la figura de un más que evidente erotismo.

Milo Manara es un maestro del cómic que destaca por sus obras de temática erótica. Una de sus series más interesantes es El pintor y la modelo (2007), que agrupa todo un corpus de ilustraciones basadas en cuadros de la historia del arte, en los que recrea a la modelo junto al pintor. Velázquez aparece en una atípica versión de La Venus del espejo. Manara elige un punto de vista muy distinto al óleo en que se inspira, e introduce al pintor en el cuadro gracias al reflejo del espejo. Como curiosidad, la diosa Venus, o si se prefiere, la modelo que posa en dicho cuadro, aparece retocando otra célebre pintura del maestro sevillano, La cabeza de Apolo (1630).

En la serie El pintor y la modelo, de Milo Manara, Velázquez aparece acompañado de su Venus del espejo (Planeta-DeAgostini, 2007). Foto: ASC.

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