No hay consenso en la historiografía moderna sobre la época exacta en que vivió, o incluso sobre si fue un único personaje o una sucesión de hasta cuatro maestros diferentes. En cualquier caso, Zaratustra levantó sobre tres fuertes pilares su doctrina ética: buen pensamiento, buen discurso y buenos hechos; el cumplimiento de estos mandamientos conducía al hombre a liberarse de las ataduras de la maldad, el egoísmo y la hipocresía.