El gato siamés ha cautivado los hogares de todo el mundo con su apariencia inconfundible. Dos características distintivas lo distinguen: en primer lugar, su patrón de color único, donde la cara, las patas, las orejas y la cola se tiñen de tonos oscuros, mientras que el resto del cuerpo permanece claro. En segundo lugar, sus ojos de intenso azul, en ocasiones, muestran una mirada ligeramente estrábica. Pero, ¿cuál es el origen de estas fascinantes particularidades?