El método de fabricación, empleado desde los babilonios, se llama saponificación: calentar grasas con las cenizas de plantas alcalinas, que produce jabón, agua y glicerina. Lo que confiere al jabón su peculiar habilidad para limpiar la ropa es que sus moléculas tienen doble personalidad: un extremo huye del agua -es hidrófobo- y tiende a unirse […]
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Eugenio M. Fernández Aguilar