Morir, aparte de ser, un engorroso cambio de residencia, como decía el emperador y filósofo romano Marco Aurelio, constituye uno de esos territorios lingüísticos en los que se circula con extremada cautela. En español disponemos de decenas de palabras que se refieren a la muerte sin nombrarla: fallecimiento, óbito, deceso, desenlace, defunción, tránsito...